jueves, 18 de abril de 2013

Arturo Pérez Reverte


 



Porque un libro no sirve solo para leer. Sirve también para que su peso tranquilice las manos lectoras, para subrayar y ajar sus páginas con el uso, para regalar el ejemplar leído a personas a las que quieres. Para ver amarillear sus páginas con los años sobre los viejos subrayados que hiciste cuando eras distinto a quien ahora eres. Para decorar -no hay cuadro ni objeto comparable en belleza- una habitación o una casa. Para amueblar una vida.
 
 
 
 

 
 
 
 
Arturo Pérez Reverte, Un muchacho con un libro

                                                              

No hay comentarios:

Publicar un comentario